comunicar malas noticias

Cómo comunicar malas noticias


Seguro que alguna vez te ha tocado comunicar una mala noticia que sabías que cambiaría la vida de la persona que la escuchara.

Sabemos que esa noticia normalmente hará que la persona que la reciba se altere y su perspectiva cambie. Una noticia negativa grave o no, causa alteración emocional y afecta nuestra visión del futuro. Nos provoca ansiedad, incertidumbre y tristeza.

Si al comunicar la mala noticia no estamos preparados para enfrentar las consecuencias no deseadas, es probable que posterguemos el momento de anunciarla.

En el caso de profesionales de la salud o en el ámbito laboral, no hay opción para dilatar el comunicar una mala noticia. En el ámbito personal, la postergación es una opción, pero posiblemente afectará negativamente a las partes involucradas.

Para saber cómo afrontar esas situaciones es conveniente conocer algunas pautas básicas. Estos son algunos consejos que te ayudarán a comunicar una mala noticia:


Consejos para comunicar malas noticias


Pregúntate si eres la persona indicada para dar la noticia

No des por supuesto que eres tú quien debe comunicar la noticia. Pregúntate ¿eres tú la persona más indicada para informar? ¿hay otras alternativas mejores?

Antes de dar la noticia, reflexiona sobre cómo te afecta a tí lo que vas a anunciar. Conociendo los sentimientos que te genera la situación podrás ganar cierto control sobre ella.

Si aún así sientes que estás demasiado implicado emocionalmente con la información que tienes que transmitir, valora la posibilidad de que otra persona sea la portadora de las noticias.


Elige el momento adecuado

Es importante que la persona que va a recibir la noticia pueda concedernos su atención y no tenga una carga emocional agregada por algo que está haciendo en ese mismo momento.

Si no fuera posible elegir el momento, es imprescindible que dejes claro que lo que vas a comunicarle es algo muy importante, sin comenzar desviando su atención a otro tema.

Dar las malas noticias a tiempo no hace que sean menos malas, pero, en algunos casos, da la oportunidad a la personas implicadas de asimilarlas mejor o incluso solucionarlas, según de que se trate.


Busca un lugar tranquilo y neutral

Anticipandote a la reacción que pueda tener la persona que va a recibir la mala noticia, elige un lugar tranquilo donde no haya distracciones para ninguno de los dos.

Para no generar demasiada ansiedad elige un lugar reservado cerca de donde os encontréis. Trata de que no se anticipe demasiado a la importancia de lo que va a ocurrir.


Haz que la persona tome asiento

Cuando nos sentamos una parte de nuestro cuerpo se relaja y eso hace que sea más fácil prestar atención. Sentarse ayuda a eliminar parte de la tensión antes y durante la recepción de la noticia.

Si te sientas en una postura relajada, sin cruzar ni brazos ni piernas y ligeramente encorvada, la persona que te está escuchando te imitará y se relajará. Sumado a ello, si la persona pierde fuerzas momentáneamente o se desmaya no caerá al suelo.


Mantén cierta proximidad

Aún cuando no tengas una relación cercana con la persona a quien le comunicarás la mala noticia, es aconsejable que te mantengas cerca al hacerlo.

La persona se sentirá confortada y verá tu disposición a ayudar si lo necesitase. En lo posible trata de que no haya un escritorio de por medio y que tu rostro quede a la misma altura que el de ella.

No deberían notarse asimetrías de poder entre ambos. Demuestra que la gente te importa.


¿Qué tan cerca?

Si no tenemos una relación muy cercana con la otra persona, es preferible no tomarla del brazo o de la mano justo antes de comunicarle la mala noticia. Esa acción podría estresarla más y hacer que no se concentre en lo que estamos diciéndole.

Podemos hacerlo luego para confortarla, si lo creemos conveniente.


Utiliza lenguaje neutro para dar la información objetivamente

No comentes tu punto de vista u opinión sobre lo que vas a comunicar para imponérselo al receptor de la noticia. No podrás convertir una mala noticia en una buena noticia si la información tiene más inconvenientes que beneficios. La otra persona necesita conocer información relevante sobre un hecho y debes permitir que la asimile a su manera. Muestra empatía y plantea el problema primero para luego intentar aportar soluciones.


Comienza por lo más importante sin ser brusco

Debes hacerlo sin rodeos. Entre que empiezas a hablar y el momento en que anuncias lo más grave de la noticia, deja transcurrir unos segundos para introducir el tema de manera gradual.

Una vez que has anunciado lo más relevante, puedes contar los detalles, si ves que el receptor está en condiciones de seguir oyendo.

Si existe un lado positivo muéstralo para que ayude a dar esperanzas y establece plazos para que puedan prepararse.

Explica claro porqué se ha llegado a esa situación y no ocultes información por miedo, evitarás generar confusión y malas interpretaciones.


Prepárate para las reacciones

Al comunicar una mala noticia, puedes encontrarte con gente comprensiva, que acepte y comprenda la situación y los eventuales cambios, o con gente más hostil. Prepara bien lo que dirás y deja un espacio para preguntas que permitan ampliar la información, si así lo requiere el receptor.

En todos lo casos cuando recibimos una mala noticia sentimos de manera drástica un salto al vacío. Por un instante al menos es como si el mundo se acabara en ese momento. Para la persona que tiene que dar la noticia no es menos movilizador. Hacer que alguien reciba de nuestros labios, hechos que no le van a caer bien, puede generarnos una fuerte incomodidad. Debemos estar preparados para manejar la situación y así no generar problemas añadidos.

 

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